
Toni Servillo, un actor polifacético premiado en la Mostra de Venecia

Toni Servillo, uno de los actores italianos más prolíficos y respetados, ganó este sábado el premio al mejor actor en la 82ª Mostra de Venecia, por su papel de un presidente italiano confrontado a un dilema moral.
Habitual en Venecia, es un viejo colaborador del cineasta Paolo Sorrentino, que suele contar con él para sus películas. El premio de este sábado lo ganó por su desempeño en el último filme del director napolitano, "La Grazia".
El actor, de 66 años, es uno de los firmantes de una carta abierta que instaba al festival a posicionarse sin ambigüedades contra las acciones de Israel en la Franja de Gaza, devastada por la guerra.
En "La Grazia", Servillo se mete en la piel de un presidente italiano que llega al final de su mandato con el dilema de aprobar una ley de eutanasia y dos indultos.
En una larga carrera en el teatro y el cine, el rostro expresivo de Servillo se ha adaptado a todo: desde eminentes políticos --como los ex primeros ministros Giulio Andreotti o Silvio Berlusconi--, hasta el bondadoso padre de Sorrentino en la autobiográfica "Fue la mano de Dios".
Sin embargo, probablemente sea más conocido fuera de Italia por su interpretación magistral en "La gran belleza" de Sorrentino, un homenaje a Roma inspirado en Federico Fellini, cuyo héroe mundano, Jep Gambardella, cuestiona su cinismo y su hastío.
Otros papeles recordados suyos incluyen al famoso actor napolitano de principios del siglo XX Eduardo Scarpetta, en "Aquí me río yo", que se estrenó en Venecia en 2021, y su papel como un turbio empresario en "Gomorra" (2008), de Matteo Garrone, basado en la novela de Roberto Saviano sobre la organización mafiosa Camorra.
- Moverse en dos ambientes -
Toni Servillo, oriundo de una familia de apasionados por el teatro, es ante todo un hombre del escenario.
Nacido en 1959 en la provincia de Nápoles, este actor cuyo hermano Peppe es un cantante conocido fundó en 1977 el Teatro Studio di Caserta, donde dirigió e interpretó varias obras, desde 'Propaganda' (1979) a 'Guernica' (1985).
En 1987 figura entre los fundadores en Nápoles de los Teatri Uniti, un laboratorio permanente para la producción y el estudio del arte escénico contemporáneo, fusión de tres compañías, incluyendo la suya.
Siguió trabajando como actor y director en la trama poética y dramatúrgica de la lengua teatral napolitana.
El italiano también incursionó en el teatro clásico francés de Molière con "El Misántropo" (1995) y "Tartufo" (2000), y en la puesta en escena de óperas.
Su puesta en escena de "Le Voci di dentro", de Eduardo De Filippo, en la que actúa con su hermano, hizo una gira internacional.
Su carrera cinematográfica debuta en 1992 bajo la dirección de uno de sus amigos del teatro de vanguardia Mario Martone, que pasó a la dirección escénica con "Muerte de un matemático napolitano" (1992), "Rasoi" (1993), "La salita" ("La subida", 1997) y "Teatro de guerra" (1998).
A partir de 2001, Servillo inicia su colaboración regular con Paolo Sorrentino en "L'Uomo In Piu" y luego "Las consecuencias del amor", presentado en Cannes en competencia oficial en 2004. El actor continuó desde entonces su trabajo en las tablas mientras sigue dándose espacio para elegir papeles en el cine. Para él, "un actor moderno tiene que saber moverse en los dos ambientes".
S.Smith--EWJ